Marc Agnifilo le dijo al Daily Beast el martes que Combs en realidad se las arregla y que no hay “ninguna verdad” en una Noticias Nación artículo que afirmaba que el hombre de 54 años está “asustado” y es tan “paranoico” que evita la comida de la cárcel.
“Lo está haciendo bastante bien dadas las circunstancias”, dijo Agnifilo.
Nadie culparía a Combs por estar un poco nervioso. Además de acusarlo de tráfico sexual y negarle la libertad bajo fianza, lo llevaron a vivir al Centro de Detención Metropolitano, una cárcel federal en Brooklyn conocida por la violencia y la mala atención médica, mientras espera el juicio.
Agnifilo no habló sobre el tratamiento que recibió Combs en las instalaciones, pero confirmó que pasó “horas” con sus abogados cada día.
“Estamos trabajando en lo que será su meritoria defensa ante los cargos”, dijo Agnifilo al Daily Beast el martes.
Gente Informó el viernes que Combs sólo había hablado “brevemente” con sus siete hijos, quienes están en “shock”.
Según se informó, Combs fue designado la semana pasada para vigilancia por riesgo de suicidio porque su estado mental no estaba claro. Agnifilo dijo que Diddy no tiene tendencias suicidas y que la medida es rutinaria para los “reclusos nuevos y de alto perfil”. Agregó que su cliente era “fuerte, saludable, confiado y centrado en su defensa”.
La proximidad del Centro de Detención Metropolitano a Manhattan suele hacer que albergue a más sospechosos de alto perfil que otras instalaciones. Entre los grandes nombres que actualmente residen en el centro se encuentra Sam Bankman-Fried, que, según se informa, ha sido alojado en la misma unidad de alojamiento que Combs.
Los abogados de Combs presentaron una moción la semana pasada para mantener a su cliente alejado del centro de detención, y escribieron: “Varios tribunales de este distrito han reconocido que las condiciones en el Centro de Detención Metropolitano no son aptas para la detención preventiva. A principios de este verano, un recluso fue asesinado. Al menos cuatro reclusos se han suicidado allí en los últimos tres años”.
Al final, sin embargo, un juez federal dictaminó que Combs, quien está acusado de dirigir una empresa criminal para explotar y traficar mujeres, a veces llevándolas en avión a través de fronteras internacionales para los llamados “freak offs”, no debería recibir un tratamiento especial debido a su fama.
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