Tras meses de reflexión, la NASA anunció el jueves que este fin de semana decidirá finalmente el destino de dos astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional, Butch Wilmore y Suni Williams. El sábado, los dos miembros de la tripulación sabrán si regresarán en una nave espacial Starliner a principios de septiembre o en un vehículo Crew Dragon en febrero próximo.
En vísperas de esta fatídica decisión, la determinación de seguridad de vuelos espaciales tripulados más importante que la NASA ha tenido que tomar en más de dos décadas, Ars ha elaborado un resumen de lo que sabemos, lo que creemos que es verdad y lo que aún se desconoce.
¿Por qué la NASA ha tardado tanto?
Wilmore y Williams llegaron a la Estación Espacial Internacional hace 11 semanas. Se suponía que su misión duraría ocho días, pero había algunas expectativas de que pudieran quedarse un poco más. Sin embargo, nadie imaginó que la tripulación permanecería tanto tiempo. Eso cambió cuando, durante el vuelo de Starliner a la estación espacial, cinco de los 28 pequeños propulsores que guían a Starliner fallaron. Después de algunas operaciones de toque y despegue, los astronautas y los controladores de vuelo en el Centro Espacial Johnson lograron que la nave espacial se acoplara de manera segura a la estación.
Este fallo en el espacio dio lugar a meses de pruebas, tanto a bordo del vehículo en el espacio como con propulsores similares en tierra en Nuevo México. A esto le siguieron extensas revisiones de datos y modelos por parte de ingenieros para tratar de comprender la causa raíz de los problemas con los propulsores. El viernes, los gerentes de nivel inferior se reunirán en una Junta de Control del Programa para discutir sus hallazgos y hacer recomendaciones a los gerentes superiores. Esos funcionarios, presididos por el administrador de la NASA Bill Nelson, tomarán una decisión final en una Revisión de Preparación para el Vuelo que se realizará el sábado en Houston.
¿Cuales son las dos opciones?
Los administradores de la NASA decidirán si envían a los astronautas a casa en Starliner, posiblemente el 2 de septiembre, o si regresan a la Tierra en un vehículo Crew Dragon cuyo lanzamiento está previsto para el 24 de septiembre. Para dejar espacio para Butch Wilmore y Suni Williams, esta misión denominada “Crew-9” se lanzaría con dos astronautas en lugar de un complemento completo de cuatro. Wilmore y Williams se unirían entonces a esta misión para su incremento de seis meses a bordo de la estación espacial, con lo que su estancia de ocho días se convertiría en ocho meses.
¿Cómo se sienten Butch y Suni al respecto?
No lo sabemos, ya que no han hablado con los medios desde que se hizo evidente que podrían estar en el espacio durante mucho tiempo. Sin embargo, según varias fuentes, ambos miembros de la tripulación se lo están tomando con más o menos calma. Entienden que se trata de un vuelo de prueba y que su entrenamiento incluía la posibilidad de permanecer en el espacio durante un período prolongado de tiempo si hubiera problemas con Starliner.
Eso no quiere decir que sea conveniente. Tanto Wilmore como Williams tienen familias en la Tierra que esperan que regresen a casa a estas alturas, y la estación no está preparada para una estadía prolongada. Wilmore, por ejemplo, ha tenido que dormir en un laboratorio científico en lugar de en un área designada para dormir, por lo que tiene que empacar sus cosas personales todas las mañanas.
Lo que sí parece claro es que Wilmore y Williams aceptarán la decisión de la NASA este fin de semana. En otras palabras, no van a organizar una revuelta en el espacio. Confían en que los funcionarios de la NASA tomen la decisión de seguridad correcta, sea cual sea la decisión final (y Ars también lo hace).
¿Por qué es esta una decisión difícil?
En primer lugar, la NASA está preocupada por que sus astronautas regresen a casa sanos y salvos. Sin embargo, hay una miríada de otros factores de decisión secundarios, y traer a Butch y Suni a casa en la Dragon en lugar de la Starliner plantea una serie de nuevos problemas. Uno de ellos es que sería devastador para Boeing. Su imagen pública, si su rival de larga data, SpaceX, tuviera que intervenir y “rescatar” a la tripulación de un vehículo Boeing “inseguro”, sería terrible. Además, la empresa ya ha perdido 1.600 millones de dólares en el programa Starliner, y existe la posibilidad de que Boeing lo cierre. La NASA no quiere perder un segundo proveedor de servicios de transporte de tripulación a la estación espacial.