En el año fiscal 2024, la Oficina de Investigación de la Universidad de Nueva Jersey apoyó 162 nuevas invenciones, 123 patentes y 104 empresas emergentes activas.
El camino que lleva a una invención desde que surge como una chispa de inspiración hasta convertirse en un producto comercializable es complicado incluso en las mejores circunstancias, y más aún cuando el inventor proviene de un campus universitario. Para sacar sus mejores ideas de un laboratorio y ponerlas en manos del público, estos investigadores fundadores deben aprender una serie de habilidades que tal vez les resulte difícil adquirir en los sagrados pasillos académicos: el arte de conseguir capital. Afortunadamente, los investigadores de la mayoría de las principales instituciones de educación superior de los Estados Unidos ahora pueden acceder a oficinas dedicadas exclusivamente a ayudar a llevar sus ideas al mercado.