El acuerdo del estado no toca la cuestión de si los conductores de viajes compartidos son empleados o contratistas independientes, una distinción que tiene un profundo impacto en los beneficios.
Michael Moya comenzó a conducir para Uber y Lyft en 2019, cuando vivía en Florida. Le gustó por un tiempo. Ofrecía horarios flexibles, lo que era una gran ventaja para el padre de tres hijos. Y el dinero era bastante bueno: fácilmente podía ganar 300 dólares en un turno de seis horas.