Según los académicos, los miembros del Congreso están más dispuestos a escuchar a representantes de empresas tecnológicas conocidas que a expertos más imparciales.
En los últimos años, la industria de la inteligencia artificial ha realizado una ola de lobbying, desplegando decenas de personas influyentes contratadas para ayudar a dar forma a las posibles acciones del gobierno.
El crecimiento no es sorprendente. La tecnología está siendo rápidamente adoptada por sectores poderosos (asistencia sanitaria, defensa, servicios financieros), todos con la esperanza de tener voz y voto en posibles regulaciones.
A medida que la IA evoluciona a un ritmo tan rápido, los legisladores se apoyan en la experiencia de los lobbystas porque los centros de estudios, los grupos sin fines de lucro y el mundo académico están luchando por mantenerse al día con los cambios tecnológicos minuto a minuto.
Basándose en diapositivas de PowerPoint y documentos informativos, los lobbystas de la industria de la IA están pasando mucho tiempo cara a cara con legisladores y empleados, asesorándolos sobre los pormenores de la tecnología.
La campaña ha tenido éxito, según legisladores y lobbystas que señalan la falta de avances en cualquier legislación diseñada para regular la IA, uno de los temas de política más complejos y desconcertantes que enfrenta el gobierno federal.