El atractivo del amoníaco es que no contiene carbono y sería un combustible con cero emisiones si se elaborara a partir de hidrógeno producido con electricidad renovable.
En uno de los puertos de exportación a granel más grandes del mundo en Australia Occidental, los transportistas completaron de manera segura la primera transferencia de amoníaco de un barco a otro el mes pasado, una prueba clave para su adopción como combustible marino en el impulso hacia una energía más limpia.